Siendo
Dios invisible se hizo visible. Lo Inmaterial se hizo material sin dejar de ser
Deidad ni por un momento, con el nombre:
El Angel de Yahweh o Yahveh (Jehová en español), o Angel de Dios (el mas usado),
Señor, YO SOY. Tomó forma humana en el Antiguo Testamento a fin de preparar
el camino para la comprensión de la encarnación del Hijo del Hombre o Hijo de
Dios en el Nuevo Testamento, su eternidad y su deidad como la segunda persona
del Dios Altísimo.
En
las Escrituras antiguas podemos verlo actuando en el plan de la redención del
ser humano como un Dios que caminó, que guiaba al pueblo de Israel por su travesía
independentista hacia la tierra prometida, que hablaba, compartía alimentos y
momentos de camaradería con otros hombres. Durante estos episodios fue visto,
tocado, adorado y escuchado por ojos, manos y oídos humanos.
Conclusión
Es evidente la participación
de Jesucristo en el Antiguo Testamento junto a Jehová el Padre y al Espíritu
Santo. Lo encontramos identificado como: Jehová Dios, Ángel de Jehová o Ángel
de Dios, Admirable, Príncipe o Jehová de los ejércitos, Yo Soy el que Soy,
Melquisedec, la Roca, El Señor.
Tomó forma humana para
presentarse ante hombres escogidos por Dios. Habló, comió, bebió, caminó y
compartió con ellos diferentes situaciones e hizo milagros y prodigios. Recibió
ofrendas y adoración. Fue visible ante sus ojos, ante de encarnarse como Jesús
(el Salvador), con el objetivo de dar a comprender su encarnación como hombre,
su deidad y su obra redentora en el Nuevo Pacto.
No podemos enseñar que esas
apariciones eran del Padre, porque el mismo Jesús decía que al Padre nadie
jamás lo había visto ni había escuchado su voz; además, hay pasajes donde
aparecen dos personas llamadas, Jehova, Jehová Dios o Señor.
Esto nos lleva a concluir
diciendo que Jesucristo es el personaje principal del Antiguo y del Nuevo
Testamento, que es eterno y que es Dios; y que realmente fuimos creados a su
imagen y semejanza, porque se hizo visible en forma de hombre.
Si negamos que Jesucristo es
Dios, hacemos a Jehová y al mismo Jesús mentirosos, y no podemos considerarnos
sus testigos ni mucho menos sus discípulos, ni podemos considerar la Biblia como
la única autoridad que nos revela al Padre, ya que al negar a Cristo como Dios,
renegamos de su Palabra, y esta palabra es el Verbo que era desde el principio, y este
Verbo era con Dios y es Dios (Juan 1:1).
Este Verbo es el Mesías o Cristo
prometido en la antigüedad para pagar el precio del rescate del ser humano, que
fue vendido al `pecado cuando Adán y Eva cayeron en la tentación de Satanás en Edén.
El verbo consiste en que Dios se encarnó y vivió por treinta tres años entre
los hombres, a fin de dar a conocer al Padre y ejecutar su Plan de Redención a
la humanidad con el objetivo de que se volviera a Él. Esto no significa que son
dos dioses, sino uno solo con tres personalidades, y que una de estas es su
Hijo, la imagen de su sustancia (Hebreos 1:3).
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