miércoles, 6 de febrero de 2019

EL MUNDO NO DEJA DE GIRAR AUNQUE LE DE DURO LA TORMENTA





Ciclo vicioso de la vida

Los segundos marchan tras cada minuto.
Junto a sus eternos compañeros:
los días, los meses y los años,
como soldados que van a la guerra,
como aves de paso que huyen de la tormenta.

El almanaque se va lentamente desojando,
como árbol que en cada estación
se viste de traje nuevo.
Nada lo intimida.
Nada ni nadie interrumpe su paso.

El sol se acuesta sin ningún apuro,
y con él se cierran las ventanas del alma,
para luego ser abiertas de par en par
al escuchar el canto de las avecillas
y sentir el abrazo fuerte del sol radiante
anunciado una nueva mañana.

La sobrevivencia vuelve a su lucha intensa.
La faena a su nueva y exagerada carga.
El caminar de prisa de cada alma,
Llevándose el mundo por delante
Como si no volviera un mañana.

Lucha el grande, lucha el chico.
El débil y el fuerte hacen peleas
La victoria es para aquel gigante.
que supo enfrentar sus miedos.
y que el tic tac de su reloj
siguiera en marcha.

Y así la vida cumple su ciclo
una vez tras otra vez,
con su misma danza alrededor de su eje,
aunque una parte del mundo se desplome
y los vivos lloren a sus muertos.

La calma llega tras cada tormenta.
El mundo sigue su agitado paso.
Una nueva generación llega,
al compás de otra
que para siempre se aleja.

Y en esa dinámica
Se nos va el tiempo.
Las manecillas del reloj
siguen su paciente juego.
Caminan una tras otra
Sin ningún apuro.

Sólo se detiene el reloj bilógico,
para aquel que ayer dijo presente
y hoy aparece ausente.
Las ventanas del alma
se les han cerraron para siempre.

Cada día que sobrevivimos
Es un regalo del Dios Viviente.
Despertar cada mañana
es designio de su voluntad.
Agradecerle cada minuto
Debiera ser un rutinario deber.
 

 Guillermina Izquierdo Reinoso

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