jueves, 28 de febrero de 2019

EL DISCÍPULO DE CRISTO COMO CONSEJERO Y GUÍA ESPIRITUAL




Antes de conceptualizar el discípulo de Cristo como mentor (guía, maestro o padre espiritual) y la metodología y estrategias que este acto conlleva en sí mismo, debemos definir la familia espiritual de Dios, su estructura y ciclo, así como, la posición, valor y actitud del discípulo como parte de esta familia, que tiene el compromiso de evangelizar a otros, de enseñarles a guardar la Palabra de Dios y ayudarlos a crecer en Cristo, hasta que se convierta en un discipulador independiente.

La Biblia registra que la iglesia es una familia espiritual conectada por la sangre de Jesucristo, por lo que cada miembro debe someterse a las normas establecidas por la familia, cuidar a sus hermanos y hermanas en la fe y actuar correctamente según la habilidad que tenga y el llamado del Señor en su vida. De esta manera, todos disfrutarían de la armonía y la paz en la congregación de los santos y de la presencia de Dios en nuestros cultos.
Para poder ser un discípulo mentor eficiente y productivo, tenemos que aprender primero a cómo actuar como miembro de la iglesia; a cómo amar, respetar e interactuar con cada hermano y hermana espiritual.  En segundo lugar, debemos conocer cada uno de los principios que rigen la mentoría y la manera en que hay que administrar el don que el Señor Jesucristo nos haya dado, a través del Espiritu Santo.  Todo cristiano, como seguidor de Jesucristo, debe entender que no está solo; que desde que se decidió a seguir a Cristo forma parte de una familia espiritual local, nacional y universal.
Y como miembro de una iglesia local cristiana, debe conocer cada uno de sus hermanos y hermanas, someterse al liderazgo de esa familia y meterse en el ciclo amoroso de los unos con los otros, sin hacer acepción de personas; ya que ahora es ciudadano del pueblo de Dios y coheredero con Jesucristo y con los demás miembros de la congregación del reino de los cielos.
Además, debe saber cuál es su posición y rol dentro de la iglesia, comprender lo que es la paternidad espiritual y entender el compromiso que conlleva el ser un creyente fructífero. A la vez, debe conocer las diferentes formas de cooperar con los nuevos creyentes, siendo primero testimonio vivo del evangelio de Jesucristo para cada uno. 
Al nuevo creyente no debemos nunca dejarlo solo, porque puede atrofiarse su crecimiento espiritual y apartarse del evangelio.  Debemos, por lo menos, apadrinar a uno de ellos, para curar y vendar sus heridas, ayudarlo en sus primeros pasos de fe y alimentarlo, primero, con la leche espiritual, como a bebés, hasta que alcance la madurez y pueda comer alimentos sólidos y caminar por si solo, fundamentado en la fe de Cristo . A esto se le conoce con el nombre “paternidad espiritual”. 












Conclusion 
El recorrido bíblico que hemos realizado para describir la importancia de la mentoría espiritual en la iglesia de Jesucristo nos demuestra que el desarrollo espiritual saludable de los creyentes inicia con nuestra habilidad de amar a Dios y al prójimo, por lo que, todos debemos ser entrenados con esmero y dedicación en el área espiritual.
 Para poder amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos, primero debemos desarrollar el amor fraternal, porque éste es evidencia del amor divino, nos hace cumplidores de la Ley de Dios, nos convierte en personas serviciales, y todo esto es  el reflejo de una vida santa. Podemos tener muchos talentos y lograr muchas cosas para Dios, pero de nada nos sirven si no lo hacemos bajo el mover del amor.
Dentro de la iglesia de Jesucristo es posible que encontremos personas que haciéndose llamar cristianos tienen actitudes antibíblicas frente a las debilidades y necesidades de los demás, pero el verdadero discípulo no se deja contaminar por estos, sino que desarrolla el corazón de Cristo y toma la actitud del buen samaritano.
El verdadero discípulo sabe que el cuerpo de Cristo es su familia espiritual y que debe someterse a las normas establecidas, y a la vez, debe cuidar y velar por cada uno de sus hermanos espirituales según su habilidad y el llamado que haya recibido. Al mismo tiempo está consciente y obedece el llamado de Jesucristo de ir y hacer discipulos por todo el mundo, enseñándoles a que guarden en todo la Palabra de Dios, manteniéndose fiel a ella hasta la venida de Cristo.
Y sin que nadie lo obligue, toma la iniciativa de engendrar y/o adoptar hijos espirituales, para vendar y curar sus heridas y guiarlos a toda verdad en el evangelio de Jesucristo, hasta que estos se conviertan también en padres espirituales, completando de esta manera el ciclo de la paternidad espiritual.










jueves, 14 de febrero de 2019

LA MEJOR NOTICIA DE TODOS LOS TIEMPOS, QUE MUCHOS NO LE DAN IMPORTANCIA





EL DISCÍPULO DE CRISTO COMO EVANGELISTA

La evangelización es el acto de anunciar el EVANGELIO DE JESUCRISTO (LAS BUENAS NOTICIAS DE SALVACIÓN) que obedece a un proceso basado en principios, métodos, estrategias y técnicas, con el objetivo de brindarle la oportunidad a otros de recibir la gracia redentora de Cristo. Su meta es persuasiva para niños, mujeres y hombres; motivándolos, además del arrepentimiento, a convertirse en sus discípulos, personas que sirven con verdadero amor, entrega y respeto en la comunión de la Iglesia de Cristo ( asamblea de todos sus creyentes) como criaturas santas que han nacido de nuevo.
Es el llamado que Jesucristo les hace a todos sus seguidores, que han recibido por gracia su salvación. Esto significa que no es una cuestión opcional, si evangelizamos o no. Es un deber hacerlo (Mateo 28:18-20); sin egoísmo ni intereses particulares, ni mucho menos pensando en llenar de adeptos los asientos de la iglesia X para la recolección de muchas ofrendas. Esto sería blasfemar la Palabra de Dios. 
La evangelización es una actividad conjugada en una serie de acciones, las cuales hacen posible que el evangelio llegue a todo el mundo, pues, debe ser predicado a todas las naciones y pueblos, razas y lenguas, a fin de que Cristo avive su regreso por segunda vez a la tierra, ya que no vendrá antes de que el planeta completo lo conozca y sepa que él es el Señor (Mateo 24:14).  Aunque no todos lo reciban como su salvador ni crean en la validez de esta noticia.
El evangelismo, desde los tiempos bíblicos, es sometido a dos métodos: el evangelismo personal y el evangelismo en maza.  El evangelismo personal es compartir el evangelio directamente con una persona. Su éxito dependerá de la estrategia y técnicas utilizadas, la actitud y las vivencias del evangelizador.
El evangelismo en maza es la predicación o enseñanza del evangelio a pequeños y grandes grupos de personas, tales como: grupos de células (encuentros en hogares de un grupo reducido de personas), campañas de cruzadas evangelísticas (en mazas), redes sociales y diferentes medios informativos (libros, revistas, periódicos, radio, televisión...)
  En el Nuevo Testamento, la palabra evangelización está conceptualizada en cinco acciones estratégicas:
1.    Dar testimonio de Cristo. Esto es “testimoniar” que él es el Mesías prometido, de quien hablaron los profetas. La simiente de Abraham. El Hijo de Dios; quien, a la vez, era el mismo Dios que estuvo en la tierra; y que después de morir y ser sepultado con los muertos, resucitó al tercer dia (Hechos 3:25; 13:15; Gálatas 3:16; Juan 1:1-3)   

2.    Ser testigo de LAS BUENAS NOTICIAS DE SALVACIÓN que Jesús trajo a este mundo, siendo él el propiciador de esa salvación, diseñada desde antes de su venida y anunciada por los profetas. Esto es “atestiguar”, o sea, ser declarante y copartícipe de su evangelio de salvación para los que creen(Hechos 1:8; 8:26-37).
3.    “Compartir” LAS BUENAS NOTICIAS DE SALVACIÓN con todo el mundo, sin importar su etnia, creencias, estatus social y linaje (Mateo 28:18-20; Hechos 11:9-18).

4.     Anunciar el evangelio en todo lugar. Esto es predicar, mostrárselo o enseñárselo a todo pueblo y nación (Mateo 24:14).   

5.    Dar seguimiento a todo el que creyere, a fin de fundamentar su fe y enseñarlo a guardar y aplicar a su vida las enseñanzas de Jesucristo, convirtiéndose en un discípulo fiel, capaz de enseñar a otros (Hechos 15:36).
¿Cómo evangelizaban los primeros discípulos de Jesucristo?
1.    Predicaban y enseñaban el evangelio con poder y autoridad del Espíritu Santo (Hechos 4:31; 13:52).
2.    Testificaban de Jesucristo con sus actitudes, estilo de vida social (compartían todo lo que tenían y comían juntos) y su forma de adorar a Dios. Tenían el favor con todo el pueblo (Hechos 2:43-47; 4:32-34).
3.    Compartían el evangelio donde quiera que llegaban por encima de las persecuciones, encarcelamientos, azotes, amenazas y pena de muerte (Hechos 4:1-22; 7:55-60; 8:1-4)
4.    No podían dejar de decir lo que habían visto y oído del señor Jesucristo, por más azotes que le dieran y las amenazas de muerte (Hechos 4:1-21)
5.    Oraban sin cesar todos juntos, para que todos hablaran con denuedo y no tuvieran miedo al predicar el evangelio (Hechos 4:23-31).
6.    Hacían milagros y grandes prodigios, y daban testimonio de la resurrección de Cristo, a pesar de que los principales de la ciudad se lo tenían prohibido (Hechos 5:12, 15-16).
7.    Todos los días enseñaban y predicaban a Cristo en el templo y por las casas (Hechos 5:42)
8.    Eran ejemplos vivos de amor, santidad y respeto, de su fe común en Jesús, y del dominio de Las Escrituras.

¿Deben todos los creyentes en Cristo evangelizar a otros? ¿Por qué?
Es un deber de cada creyente evangelizar a otros por las siguientes razones:
a)     Porque hemos sido escogidos para anunciar las virtudes de Cristo, quien nos ha llamado de las tinieblas a la luz admirable (1 Pedro 2:9).
b)    Porque el evangelio del reino de Dios debe ser predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, para que luego llegue el fin (Mateo 24:14; Marcos 13:10; 16:15).
c)    Porque Jesús y sus discípulos iban por las ciudades predicando el evangelio del reino, y hemos sido llamados a imitarlos en todo (Lucas 8:1).
d)    Porque los primeros cristianos iban casa por casa y a todo pueblo y ciudad anunciando y enseñando el evangelio de Cristo, como pueblo de Dios, y así debemos hacer nosotros (Hechos 14:21; 15:35)  
e)    Porque el evangelio es poder de Dios para salvación a todos los que creen, sin importar su raza, lengua ni estatus social (Romanos 1:16).
f)     Porque Jesucristo nos envía a predicar su evangelio en todo lugar (Marcos 16:15).
g)    Debemos predicar el evangelio para hacernos copartícipe de él, porque es poder de Dios (1 Corintios 9:23).

¿Cuál es el perfil del discípulo que evangeliza a otro?

§       Una persona que conoce al dedillo, entiende y vive el evangelio de Cristo.
§      Es un conocedor de las Escrituras y vive escudriñándola sistemáticamente todos los días. 
§      Siente compasión por las personas que se pierden y viven bajo la esclavitud de los deseos de su carne y la vanidad de su mente.
§      Persona extrovertida, comunicadora, que habla con coherencia y dominio de la palabra.
§      Respeta las creencias y las opiniones de los demás. Practica la tolerancia. 
§      Busca el poder del Espiritu Santo a través de la oracion ferviente y una vida de devoción personal con Dios.
§      Persona piadosa, que paga lo que debe, y que es irreprensible en todo. De buen testimonio. Amante de la paz.
§      Vive conforme al fruto del Espíritu Santo que es el amor, desechando los deseos pecaminosos de la carne (Gálatas 5:19-23).
§      Persona sabia y prudente, no se deja envolver por discusiones ineficaces. Tiene dominio propio.
§      Sabe escuchar y evitar el enojo cuando le contradicen lo que enseña. Tiene control de si mismo.  
§      Evita las palabras necias y las discusiones no provechosas. Actúa con sabiduría, sabe cuando debe terminar su plática.  
§      Respeta las autoridades tanto eclesiásticas como civiles y militares, y de las institucionales, pueblo o país donde se encuentre.
§      Persona mansa, amable y humilde, evangeliza con amor, respetando el tiempo, el espacio y el derecho de los demás.

¿Cuáles son los tópicos principales del evangelio?
Para el discípulo evangelizar debe primero conocer los tópicos principales que definen el evangelio de Cristo, a fin de poder enseñarlos sin exageración ni quitarle ni ponerle ningún detalle. Pues, las Escrituras deben ser enseñadas tal cual es su intención comunicativa para lo que fue escrita. La Biblia (conjunto de libros pequeños) no es de interpretación privada, ya que ella misma es explicativa entre sí, solo hay que estudiarla con un plan sistemático y temático a la vez, con profundo respeto, tratando de buscar y conocer la verdad de los hechos.
El evangelio es un plan sistemático muy bien diseñado por el Padre Dios. Definido a la perfección en actos organizados en tiempos, espacios y épocas, con estrategias y metodologías bien claras y temáticas puntuales, que se cohesionan entre si de manera perfecta y coherente, a fin de que todos los humanos, pequeños y grandes, de todos los tiempos, culturas y razas, tribus, pueblos y naciones, puedan entenderlo perfectamente. Nadie tiene que añadirle ni quitarle nada. Y si lo hace debe abstenerse a las consecuencias descritas en el libro de Apocalipsis 22:18-19.
Los ejes temáticos que envuelven la evangelización son hechos que están organizados de la siguiente manera, ninguno precede al otro. Unos ya sucedieron, y otros aún no.
1º.  Dios es el creador del universo y de todo lo existente; los hizo para la honra y gloria de su nombre (Génesis caps. 1 y 2). 

2º.  Dios Creo al hombre y a la mujer perfectos, inocentes y buenos. Y eran sus apreciados amigos.

3º.  La desobediencia del hombre (Adán y Eva su mujer) a la ordenanza de su Creador, hizo que fuera vendido al pecado y condenado a tres muertes: espiritual, física y eterna. Y en esta venta fue incluido todo ser humano de todas las épocas y rincón del mundo (Genesis cap. 3). Convirtiéndose todos en enemigos de Dios.

4º.  El Padre envió a su Hijo Cristo a la tierra por amor, para pagar el precio del rescate de la humanidad perdida por sus pecados. Éste fue prometido a Adán, el dia que desobedeció (Génesis 3:15; Juan 3:16). Y ahora  Dios estaba cumpliendo con su promesa.

5º.  Jesucristo siendo Dios, habitó entre los humanos como hombre, para darnos a conocer el reino de su Padre y el plan de salvación, y para que volviéramos a amistarnos con ÉL

6º.  Fue torturado, vituperado y condenado a muerte de cruz, para el perdón de nuestros pecados.

7º.  Fue crucificado y sepultado, para que nosotros sepultemos junto con él nuestros delitos y pecados.

8º.  Al tercer dia resucitó, venciendo a la muerte, para que nosotros resucitemos con él a vida eterna, seamos nuevas personas, y alcancemos la vida eterna. 

9º.  Ascendió al cielo en una nube, y hoy está a la diestra del Padre intercediendo por sus discípulos.

10º.       Así como ascendió, así mismo volverá a buscar a los redimidos con su sangre y a establecer su reinado con ellos. Y a la vez, viene a juzgar a los que no creyeron al evangelio, grandes y pequeños (los que no resucitaron en la primera resurrección). Estos, después del juicio, serán lanzados al lago de muerte eterna, donde la muerte no tendrá pode sobre ellos.

 "Esta es la buena noticia de todos los tiempos" 

En síntesis, la evangelización es un acto puramente cristiano, ejecutado por los seguidores del Señor Jesucristo; aquellos creyentes que realmente sienten y entienden su llamado, que se someten a sus enseñanzas y quieren compartir con otros lo que por gracia Él les ha dado.
La evangelización no es una acción que depende sólo de la buena voluntad y el deseo de hacerlo. Es una actividad que no se debe hacer al azar. Primero hay que planificarla con mucho cuidado, ya que es un proceso que está sometido a unos principios bíblicos y cristianos, y como todo proceso, debe obedecer a unas estrategias y técnicas, a fin de alcanzar los objetivos planteados.
En segundo lugar, el que va a ejecutar la acción de evangelizar debe conocer primero el terreno donde va a sembrar: sus creencias, su cultura y sus costumbres, a fin de hacer uso de la metodología y las técnicas adecuadas para poder cosechar buenos frutos, ya que no todos los terrenos son iguales ni en todos germina la semilla, y aunque llegue a brotar, no crece. El hacer que crezca viene de Dios, no del sembrador. Pero, por encima de todo esto hay que anunciar el evangelio. 
Es oportuno cerrar este análisis con una de las ideas del escritor cristiano MacArthur, John (2011), el cual dice en su libro “La evangelización”, “que si todos los  creyentes en Cristo pensáramos detenidamente en la profundidad y el valor del evangelio para la vida de todo ser humano, y si tomáramos en cuenta  su significado, sus implicaciones, su simplicidad, su libertad y la bendición eterna que recibe todo aquel que lo acepta, el urgente deseo de compartirlo con otros sería irresistible”. Donde quiera que nos encontráramos, no pararíamos de predicarlo.
Esta es la razón – agrega- de que los nuevos convertidos al evangelio son los evangelizadores más apasionados, que, con escasos conocimientos sobre La Palabra de Dios y de la fe cristiana, les hablan a otros con mayor facilidad del gran amor de Dios que han recibo en sus vidas. De ser así, abracemos nuestro primer amor y no lo soltemos nunca, para poder hacer lo que nuestro Señor Jesucristo nos ordena, 


“Evangelizar es como un limosnero diciéndole a otro limosnero donde conseguir pan” D.T. Niles (1908-1970),






miércoles, 13 de febrero de 2019

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA PALABRA DISCÍPULO


¿Qué significa ser un discípulo?

El término discípulo viene de la voz griega “mathetes”, que significa aprendiz, alumno o partidario. Los griegos usaban este término para referirse a uno que aprende, y en un nivel más comprometido se reseñaba a un “partidario”. Los Sofistas usaban el término para referirse a un “estudiante institucional”, es decir, que estaba matriculado en un centro de estudios. En los tiempos de Jesús se usaba en el Helenismo para referirse simplemente a un “aprendiz”, pero, aparentemente con mayor frecuencia a un “partidario” de un maestro sabio.

En este nuestro tiempo, el término discípulo es más usado para referirse a los sabios de la antigüedad que aprendieron en la escuela de un gran maestro; como es el caso de Platón y Aristóteles, por citar un ejemplo; o para mencionar a aquel partidista que siguió las ideas de algún pensador. Por ejemplo, los dominicanos, cuando nos referimos a los patricios Francisco del Rosario Sanchez y Matías Ramón Mella, los resaltamos como discípulos de Juan Pablo Duarte, porque siguieron sus ideas independentistas.

 Entre los cristianos, este concepto es muy mencionado porque siempre se hace recuento de los doce discipulos y sus hazañas, mencionados en la Biblia. Aquellos que, durante tres años estuvieron al lado de Jesús, el maestro por excelencia de todos los tiempos; escuchando y aprendiendo sus enseñanzas, y poniéndolas en práctica. Fueron los aprendices que más adeptos conquistaron para la escuela de Jesucristo, después de que éste subió en una nube al lado de su Padre.

Después de la ascensión de Cristo, estos continuaron divulgando sus conceptos sobre el reino de Dios y predicando el perdón de los pecados por medio de la sangre derramada de Jesús en su muerte de cruz; capturando así miles y miles de nuevos creyentes (Hechos 6:7; 8:1-3), bajo una gran persecución: encarcelamientos, azotes y muertes de algunos, que se desató contra ellos por predicar la resurrección de Jesús. Y después de bautizarlos, los convertían en discipulos, haciendo lo mismo que su Maestro hizo con ellos. Luego, estos ganaban también a otros, y de discípulos pasaban a ser maestros; formando con esta dinámica un gigantesco espiral que ha llegado hasta nuestros días, constituyendo lo que hoy se conoce con el nombre de cristianismo.    

 El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el discípulo como la persona que se sienta a aprender una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro. También, lo describe como el que sigue la opinión de una escuela, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a los maestros que la fundamentaron. Por el ejemplo, el discipulado de Aristóteles, el de Platón y el de Epicuro.

Según el Nuevo Testamento, un discípulo es la persona que sabe con certeza que Jesús es el Cristo, el enviado de Dios a la tierra como su único Hijo, con el propósito de que todo el que crea en sus palabras y lo reciba, sea liberado de la muerte espiritual y de la muerte eterna (Juan 3:16). Para que sean totalmente libres a través de la única y auténtica verdad de la humanidad, Jesucristo (Juan 8:32).

Un discípulo de Cristo es un aprendiz que se ha sentado a escuchar las enseñanzas de Jesús sobre el reino de Dios, los prodigios y milagros que hizo aquí en la tierra, su estilo de vida como hombre, sus padecimientos en la cruz por el rescate de la humanidad perdida en el huerto Edén, cuando Adán y Eva desobedecieron las ordenes de Dios, su creador (Genesis 3:1-24).

Es una persona (niño, joven, adulta o anciano) que está convencida que Jesús es su salvador, porque reconoce que también es pecador/a (Romanos 3:23), y que sólo Cristo puede salvarla, y nadie más.  Por eso lo sigue arrepentido/a de sus pecados y agradecido/a porque él lo ha perdonado/a, le ha dado una vida nueva por medio de la fe (2 Corintios 5:17), aunque no lo vea ni nunca haya estado cara a cara ante su presencia y sean de épocas muy remotas, una de otra.  

El discípulo de Jesús está convencido que su maestro no está muerto, que resucitó a los tres días de ser sepultado (Mateo 28:6-7). Cree a ciegas que está vivo, sentado a la diestra del Padre celestial (Hechos 7:55), pendiente de todo lo que hace y dice cada uno de sus discípulos, y de cómo administran sus vidas aquí en la tierra. Así lo afirma las Santas Escrituras. No es un cuento de camino.

Por tal razón, ese discípulo habla todos los días con él. Busca su rostro cada mañana a través de la fe. Escudriña las Escritura para saber más de él; y tiene pendiente el servicio a su prójimo con amor y respeto, como lo hizo su maestro. Por fe sigue sus ideales y enseñanzas porque quiere ser como él, vivir por él y para él. y por fe las sigue compartiendo.

 Esta convicción lo ha llevado a convertirse en un obrero más del reino de los cielos, en obediencia al mandato del mismo Cristo (Matee 28:18-20), llevando el evangelio a donde quiera que llega, tratando de imitarlo en todo, porque sabe que su redentor vive y que un dia lo levantará de su tumba para llevarlo al encuentro con él y vivir para siempre a su lado.

El Nuevo Testamento nos enseña que para ser un discípulo de Jesucristo antes hay que dar cinco pasos:

1º.  Ser salvo por Cristo, es decir,  sentir dolor por los pecados y arrepentirse de ellos (Todos los humanos por naturaleza somos desobedientes a Dios), y luego ser bautizado en las aguas del arrepentimiento públicamente (Marcos 16:15-16).

2º.  Entender el plan de salvación y estar seguro de que es salvo por Cristo (Romanos 8:1).

3º.  Tener una vida devocional personal, permanente, en privado con Dios, a través de la oración, la adoración genuina y las alabanzas (Juan 4:24; Salmo 63:1).

4º.  Dar evidencias de su salvación con su forma diaria de vida pública, al estilo de Cristo (Gálatas 2:20).

5º.   Ser un fiel estudiante y conocedor de la Palabra de Dios (1Timoteo 3:14-17) .

El verdadero discípulo no sólo cree en los ideales de su maestro, sino que los pone en práctica y los comparte con otros, y los defiende hasta lo sumo. Además, habla, actúa y camina sobre las huellas de su maestro hasta la muerte. Nadie le hace cambiar de idea, porque lo sigue por convicción no por cultura ni tradición, y por la experiencia vivida junto a él.  

miércoles, 6 de febrero de 2019

EL MUNDO NO DEJA DE GIRAR AUNQUE LE DE DURO LA TORMENTA





Ciclo vicioso de la vida

Los segundos marchan tras cada minuto.
Junto a sus eternos compañeros:
los días, los meses y los años,
como soldados que van a la guerra,
como aves de paso que huyen de la tormenta.

El almanaque se va lentamente desojando,
como árbol que en cada estación
se viste de traje nuevo.
Nada lo intimida.
Nada ni nadie interrumpe su paso.

El sol se acuesta sin ningún apuro,
y con él se cierran las ventanas del alma,
para luego ser abiertas de par en par
al escuchar el canto de las avecillas
y sentir el abrazo fuerte del sol radiante
anunciado una nueva mañana.

La sobrevivencia vuelve a su lucha intensa.
La faena a su nueva y exagerada carga.
El caminar de prisa de cada alma,
Llevándose el mundo por delante
Como si no volviera un mañana.

Lucha el grande, lucha el chico.
El débil y el fuerte hacen peleas
La victoria es para aquel gigante.
que supo enfrentar sus miedos.
y que el tic tac de su reloj
siguiera en marcha.

Y así la vida cumple su ciclo
una vez tras otra vez,
con su misma danza alrededor de su eje,
aunque una parte del mundo se desplome
y los vivos lloren a sus muertos.

La calma llega tras cada tormenta.
El mundo sigue su agitado paso.
Una nueva generación llega,
al compás de otra
que para siempre se aleja.

Y en esa dinámica
Se nos va el tiempo.
Las manecillas del reloj
siguen su paciente juego.
Caminan una tras otra
Sin ningún apuro.

Sólo se detiene el reloj bilógico,
para aquel que ayer dijo presente
y hoy aparece ausente.
Las ventanas del alma
se les han cerraron para siempre.

Cada día que sobrevivimos
Es un regalo del Dios Viviente.
Despertar cada mañana
es designio de su voluntad.
Agradecerle cada minuto
Debiera ser un rutinario deber.
 

 Guillermina Izquierdo Reinoso

¡Imposible no verte!